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El pensamiento que se piensa a sí mismo, y no otra cosa, hace un ejercicio de ensimismamiento, autorretrato sin sujeto a la manera de una CÁMARA que graba su propia PANTALLA, monitorización continua. Cada idea es una cámara en miniatura, dotada de autonomía, móvil, que recorre un doble espacio complementario, el mundo y el pensamiento, y emite una doble señal, un mensaje con dos canales o pistas superpuestas, la imagen y el audio. La grabación que (se) VE no es una imagen real, sino un artefactus, una imagen fantasma creada por el propio dispositivo de captura; la reproducción que (se) ESCUCHA no es una voz, sino un simulacrum vocis, una interferencia semejante a un balbuceo. Nada cambia cuando la idea es la grabación de las propias ideas, artefactos y simulacros llenan el espacio, la retroalimentación incrementa todavía más el efecto. El ojo y el cerebro no son más que una aproximación, la contraseña, la clave de acceso a la naturaleza de esta perturbación de los canales, distorsión imposible de suprimir, al mensaje confuso, fragmentario, interpretable al infinito. La idea de la idea es una modalidad particular de pensamiento, circunscrita a lo pensado, doble cámara que graba lo que piensa y visiona lo que está grabado sin tomar contacto directo con la realidad; no tiene otro mundo que el mundo de las ideas. Parásito que vive de la energía que le comunican las otras ideas, del quantum de energía que la imagen deposita en ellas. VISUALIZA lo que PIENSA, lo que es capaz de pensar, mantiene el ojo ciego y el cerebro colapsado, incluso si piensa el VER y el PENSAR. La cabeza es la grabación completa, la serie completa de las grabaciones, sin orden temporal aparente, incluida la grabación de la grabación, eco reverberante. Esta cámara de las ideas, cámara de cámaras, compuesta al infinito, formada por una masa febril, palpitante, de ojos y cerebros a medio formar, en proceso de gestación, deja a su paso una estela borrosa, un borrón de pensamiento, apenas un débil rastro, pronto a desaparecer, de un sentido cercano al sinsentido.